Las telas tienen un poderoso efecto en el espacio al grado de transformarlo completamente. Cada tela presenta diferentes facetas como su manera de “caer” o colgar, la forma que se dobla o cómo se comporta con la luz - absorbiéndola, reflejándola o difuminándola.
Escoger la tela implica prever cómo se comportará con respecto al espacio, a los objetos contenidos al mismo y a su relación con otras telas. Cuando se diseña un interior, al igual que cuando se monta una escenografía, éste debe de apegarse a un tema que a base de repetirse logre una unidad estilística: si los textiles en una habitación no guardan una relación, estos entran en conflicto opacándose mutuamente. /mundo52.com
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