domingo, 10 de marzo de 2013

David Latimer creó un “ecosistema en miniatura” que hoy cuida como una joya

Todo comenzó en 1960 como un entretenimiento, cuando David Latimer quiso saber cuánto tiempo las plantas son capaces de soportar sin riego y con cuidados básicos.

Cincuenta y tres años más tarde una tradescantia que entonces plantó en una botella sigue viva y ha pasado a ser una “joya” de familia.

En realidad, según sus palabras, lo que hizo fue crear un “minijardín” en una botella gigante. Después de regar la tradescantia la dejó sin ningún otro cuidado durante 12 años, hasta 1972, cuando volvió a regarla y la cerró herméticamente “para siempre”; tanto que hace poco cumplió 40 años aislada del mundo exterior.

En todo este tiempo la planta ha crecido y ocupa prácticamente toda la botella, con una apariencia sana.

La única vitamina que recibe es la luz natural, por lo que realiza la fotosíntesis de manera normal, nutriéndose de las bacterias que sobreviven en el fondo y absorbiendo el agua que se genera por la condensación de la humedad.



Y es que el pequeño arbusto creó su propio ecosistema en miniatura, el ciclo perfecto de la vida, y todo gracias a la energía solar como fuente matriz de energía.

Con las hojas muertas que van cayendo a la parte inferior de la botella se crea el dióxido de carbono necesario para la fotosíntesis y los nutrientes que la tradescantia absorbe a través de sus raíces.

Latimer la tiene cerca de una ventana y le da la vuelta de vez en cuando para que crezca de manera uniforme. Este ingeniero inglés jubilado la cuida como si fuese un miembro más de su familia y se ha marcado como objetivo que cuando él no pueda sea su hijo el que siga encargándose de ella.

Este inusual proyecto familiar ha llamado la atención de la agencia espacial estadounidense NASA, ya que las plantas depuradoras funcionan muy bien sacando los contaminantes del aire, de modo que una estación espacial pueda ser autosuficiente.

Cómo hacer el jardín

La idea de un jardín en una botella equivale a crear un ecosistema autosuficiente en miniatura, por lo que requiere de muy poco mantenimiento.

Primero se debe seleccionar un recipiente de vidrio con un cuello ancho, para tener un fácil acceso. Si es de aspecto bonito, mejor. Una pecera puede ser ideal o para los niños, un tarro grande de mermelada.

También se necesita tierra de buena calidad para macetas, como compost y, por supuesto, las plantas.

Se puede utilizar una cuchara grande para insertar una capa de gravilla en el fondo de la botella y cubrirla con compost en cantidad suficiente para albergar las raíces de las plantas.

Por último, se introducen las plantas. Se necesitan muy pocos ejemplares, dependiendo del tamaño de la botella, y que sean pequeños, a menos que sea un recipiente enorme.

Helechos pequeños, como el adiantum, las variedades pequeñas de tradescantia y pequeñas plantas de chlorophytum pueden ser ideales para el experimento. El resto es suerte y dedicación.

1960
David Latimer, un aficionado, plantó una tradescantia que vivió 40 años aislada del mundo exterior.


“No necesitan mucha agua. El minijardín debe ser colocado en una ventana con poco calor”
David Latimer, aficionado.


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