Dos variedades. Existen en el mercado una gran variedad de modelos de estos artefactos. Según Tania Vaca Díez, ejecutiva de ventas de Triplex, se puede clasificar a estos elementos en dos tipos: aquellas que trabajan con una chimenea y las que no necesitan esta salida.
"Ambas son muy efectivas en su función de extraer la grasa y el humo de las cocinas", destacó.
Sin chimenea. Las extractoras y desgrasadoras que no tienen una chimena son las más prácticas a la hora de su instalación. Normalmente son utilizadas en condominios verticales, donde no se puede colocar una chimenea.
Según Vaca Díez, su instalación es sencilla. Solo se necesita empernar la base de la extractora a una de las paredes y conectarla a una toma de corriente para trabajar.
"Funcionan con una ventiladora interior que aspira el humo y la grasa y los filtran, logrando además una recirculación del aire", indicó.
Al no contar con una salida, es imprescindible una limpieza periódica de estos elementos.
Con chimenea. Si bien tienen la estructura similar al de las campanas tradicionales, es decir, con su chimenea, los últimos años se han desarrollado diseños muy estéticos combinando acero, aluminio y vidrio.
Su instalación es un poco más compleja, pues se debe instalar el tubo de salida; también se necesita de una toma de corriente para que una pequeña ventiladora aspire el humo y la grasa. Lo normal es que la vivienda haya sido concebida para albergar a este elemento.
También requiere una limpieza periódica, aunque en menor frecuencia que las que no tienen chimenea.
Según la cocina. La elección depende del tamaño de la cocina. Normalmente las de cuatro hornallas requieren una extractora de 60 centímetros de ancho, pero si es de seis hornallas la más adecuada es la de 90 centímetros.
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