Seleccione lo que le guste. Lo más importante, aún antes de escoger el nuevo esquema de colores o de comprar piezas novedosas, es decidir qué se hará con lo que ya tiene. Elija con qué se va a quedar de muebles, almohadones, cortinas, adornos, piezas de arte, cuadros, etc. y saque de la habitación todo lo que no se vaya a quedar.
Reubique lo que queda. Una vez que se ha hecho espacio eliminando lo que ya no se precise en la sala, reacomode lo que queda para ver cómo luce mejor, y descubrir también qué es lo que realmente hace falta.
Extienda una alfombra. Aunque no lo crea, las alfombras cumplen varias funciones, desde dar unidad a una habitación, hasta añadir un toque de textura y color, por lo que es una gran idea añadir una alfombra que cubra buena parte del piso.
Cuidado con la mesa de café. La mesa de café suele ser uno de los puntos focales de la sala, por lo que el lugar que ocupe es sumamente importante. Así que ahora elija el tipo y ubicación de esta.
Busque un espejo. A menos que la sala sea enorme, probablemente se beneficiará de lucir más grande y eso se puede lograr fácilmente con un espejo. Y con los espejos, la regla suele ser: cuanto más grande sea el espejo, mejor.
¿Una lámpara de pie? Toda habitación se beneficia de disponer de varios puntos desde los cuales se irradie la luz, como por ejemplo lámparas en el techo, lámparas de pie y lámparas de mesa. Sin embargo, si solo puede añadir otra fuente de luz, además del techo, añada una lámpara de pie.
Poner cuadros. Por último, escoja qué piezas de arte, especialmente qué cuadros quiere exhibir en la habitación. Estos son casi como la “frutilla de la torta”, el toque final que transformará completamente la sala.
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