La mesa. Es el elemento alrededor del cual se organiza el resto de componentes decorativos. Para lograr armonía se recomienda que su forma sea similar al del espacio. Es decir, si es rectangular, apuesta por un modelo alargado, mientras que si es circular, uno redondo.
Entre la mesa y la pared o el mueble más cercano debe haber unos 120 cm, para que se pueda circular alrededor cómodamente. A la hora de decidir el tamaño, tome en cuenta que cada persona necesita de unos 65 cm, 10 cm más si la silla tiene brazos, para poderse mover libremente.
Otro aspecto fundamental es la altura de las sillas. Para que se coma a gusto y cómodamente debe haber una diferencia entre la altura del asiento y el sobre de la mesa de 20 cm.
La iluminación. Poder ver la comida y a los comensales es fundamental. Las luminarias de suspensión sobre la mesa son el aliado perfecto. En líneas generales, en las mesas grandes debe colocarse una luz central y en las mesas rectangulares, luminarias más grandes.
Para una cobertura óptima de la iluminación, pero además para evitar deslumbramientos incómodos, deben quedar suspendidas al menos a 75 cm de la mesa. A partir de ahí puede ajustar la altura hacia arriba, en función del estilo de la lámpara y el tamaño de la mesa.
Compartido o independiente.
Si su comedor comparte el espacio con el salón, se recomienda que ambos deben seguir la misma línea decorativa. Sin embargo, si son espacios independientes, con puertas y tabiques que los separen, puede dejarse llevar por su inspiración y crear un espacio más personal.
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