martes, 21 de junio de 2016

OFICINA FUNCIONAL: ¡Así da gusto trabajar!



Las instituciones y empresas a nivel global están adoptando tendencias de diseño muy creativas que permiten la construcción de espacios de trabajo realmente agradables, ordenados, amplios, flexibles, para que los empleados puedan desempeñar sus funciones más a gusto, repercutiendo positivamente en sus índices de concentración y productividad.

Un ejemplo son las oficinas de Google, cuyos recursos de diseño hacen que se parezca a un parque de diversiones o tal vez un spa. Las áreas de circulación son libres e inmensas, y tiene áreas para que los empleados puedan trabajar en equipo o llevar su computadora para hacerlo en un lugar más solitario. Incluso áreas de juego, para relajarse antes de enfrentar los retos creativos más grandes.

Un lugar bonito
Imagina lo que sería desear cada día ir a la oficina porque la consideras un sitio fabuloso y cómodo. Ciertamente esto es posible acudiendo a un experto.

La creación de espacios de trabajo es una especialidad apasionante en la que hace énfasis la Carrera de Diseño de Interiores en la Universidad San Francisco Xavier, poniéndose a tono con las últimas tendencias. Concretamente, dedica un módulo de su currícula a enseñar, proponer y poner en práctica el planteamiento de espacios administrativos.

“Cualquier ejecutivo o autoridad de una institución quiere que sus empleados sean eficaces en su trabajo y planteen soluciones a problemas que puedan presentarse en el área laboral. Si el lugar de trabajo puede contribuir a que se produzca esa creatividad, se genere ambiente y el funcionario esté más relajado y menos tenso, beneficiará a la empresa y se habrá alcanzado el objetivo del diseñador de espacios administrativos”, explica la docente de esa carrera, Fabiola Cruz Herbas.

Es así que se promueve la práctica de los estudiantes, para que se planteen soluciones que generen la calidez y efectividad del espacio interior. “La práctica enriquece al estudiante porque allí se encuentra con dificultades reales, como los elementos duros arquitectónicos que condicionan la propuesta del diseño o cómo trabajar en un espacio patrimonial”, agrega la entrevistada por ECOS.

A manera de ejemplo, cita que sus alumnos diseñaron los ambientes de una subalcaldía con el reto de que fue emplazada en un lugar improvisado, una práctica común en la administración pública.

El caos en las oficinas
Tener una oficina agradable, bien distribuida y señalizada, con áreas de circulación y lugares de almacenamiento de documentos, parece estar aún lejos de la concepción de la administración pública, donde hay tanta cantidad de empleados como escritorios puedan caber en un ambiente, desde el más pequeño hasta el más grande. Eso sin contar el desorden a la vista y la sensación de caos que se lleva el visitante y que ahogan al propio funcionario de esa oficina.

También hay empresas privadas que, dejándose llevar por el tedio, prestan poca o ninguna atención al diseño y a la distribución de las áreas de trabajo de su personal, a la señalización y la decoración, sin darse cuenta de que algunos cambios podrían beneficiar no solo la proyección de su identidad corporativa desde el primer momento, sino también la productividad de su negocio.

Antes y ahora
Antes, lo común era relegar al empleado a un cubículo o un escritorio para que realice su trabajo, como un autómata, durante el tiempo que esté en la oficina. En cambio ahora las tendencias contemporáneas desechan esos moldes para proponer más bien espacios abiertos (open office) o integrados, donde los empleados pueden moverse libremente entre los diferentes elementos de la oficina e interactuar unos con otros, generando un ambiente de colaboración.

“Se ha comprobado que los beneficios económicos para la empresa que genera un ambiente laboral son mayores, e incluso el marketing está incorporado en estos conceptos”, dice la docente Fabiola Cruz, convencida de que la calidez logra mayor calidad en la producción de un empleado.
Otro de los tips de las nuevas tendencias del diseño de la oficina es el co-working, que en inglés significa cooperarse uno al otro en la oficina.

Entre los diseñadores modernos que son un referente, Jean Nouvel propone espacios únicos de trabajo, incluso para los ejecutivos jerárquicos, y explota las notas de colores intensos en sus diseños, con los que hasta marca líneas en el suelo para definir las áreas de circulación. También plantea escritorios en caballete, o sea una sola mesa larga para varios empleados, e implementa áreas de almacenamiento de documentos o elementos de oficina para mantener los escritorios lo más limpios posibles visualmente.

Igualmente, un espacio central para que los empleados puedan moverse y encontrarse y discutir tópicos sobre su trabajo o llevar su portátil de un lugar a otro.

Los nuevos conceptos que se manejan son: la “oficina funciona”, la “oficina creativa”, el “work space” o la “oficina corporativa”, que asignan zonas de trabajo a cada empleado pero flexibles. Asimismo las personas pueden trabajar sentadas o paradas, cuidando el tema ergonómico de postura del cuerpo. La línea general es que en la oficina se genere una mayor interacción.

Se trata de atreverse y animar al empleado a romper su rutina y usar los espacios que se puedan crear dentro de la oficina para su esparcimiento, donde pueda tomar un café o estirar las piernas, relajándose un momento, considerando que la capacidad de concentración en el ser humano se disipa luego de un máximo de cuatro horas.

“Se plantea un espacio de ocio para el funcionario donde pueda hasta sentarse de otra forma o pararse rompiendo incluso la rutina de la postura que agota”, precisa Cruz.

Para concluir, la profesional recomienda primero hacer un análisis de la estructura funcional de la oficina, de las relaciones entre empleados, determinando cuál es la finalidad de la institución y el número de trabajadores. Verificar además la señalética, con la descripción de áreas y cargos, resulta fundamental. Y también prestar atención a la textura del piso, a partir de la cual se puede jerarquizar el cargo principal pero en el mismo espacio.

Tener una oficina agradable, bien distribuida y señalizada, con áreas de circulación y lugares de almacenamiento de documentos, parece estar aún lejos de la concepción de la administración pública, donde hay tanta cantidad de empleados como escritorios puedan caber en un ambiente, desde el más pequeño hasta el más grande. Eso sin contar el desorden a la vista y la sensación de caos que se lleva el visitante y que ahogan al propio funcionario de esa oficina.


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