jueves, 28 de julio de 2016

Un buen anfitrión

Cuando invitamos a un grupo de personas, sean familiares, amigos, compañeros de trabajo, socios, ejecutivos, etc., el trabajo de organización como anfitrión, suele ser bastante exigente ya que se debe procurar que los invitados pasen una velada agradable, debemos esmerarnos en cada detalle, de tal manera que los invitados se sientan cómodos. Para esto se debe pensar en lo que se ofrecerá, por ejemplo a la hora de comer y las bebidas, y si el anfitrión desea ir más allá, sabrá qué tipo de comida y bebidas son de especial agrado para sus invitados o, por el contrario, deberá tomar la precaución de no ofrecer algo que sus invitados no puedan servirse, por ejemplo: pongamos el caso hipotético que uno de los invitados sea vegetariano, entonces el anfitrión tendrá que prever esta situación y tener otra alternativa para ofrecerle.

Hago notar que dependiendo del contexto, el anfitrión puede ser un hombre y/o una mujer o en su caso ambos por lo que en lo sucesivo me referiré únicamente como “el anfitrión”.

Un buen anfitrión siempre tratará que las personas invitadas, en lo posible conformen un grupo homogéneo, que tengan los mismos intereses, para que en la reunión, la conversación fluya de una manera espontánea y natural y por consecuencia se torne amena. Sin embargo no siempre será así por distintos factores, es por esta razón que el anfitrión debe ser previsor, es decir tener un plan B como en el ejemplo descrito en la parte superior.

Un anfitrión también tiene como alternativa la contratación de un servicio de catering, (aunque no es lo ideal cuando se trata de dar una atención personalizada) que tal vez simplifique la preparación de la comida y/o las bebidas, pero de igual manera “siempre” deberá encargarse personalmente de que todo sea impecable.

Si por algún motivo el anfitrión decide hacer la invitación fuera de casa, su atención se centrará exclusivamente en los invitados ya que el resto de las tareas estará a cargo del personal del restaurante o lugar donde haya decidido hacerlo, sin embargo no estará exento de verificar y participar directamente para que la atención a sus invitados sea perfecta, para citar otro ejemplo: si uno de los invitados hace caer uno de los cubiertos y el personal encargado no lo advirtió, entonces el anfitrión verá la manera más discreta de comunicarse con el personal a cargo, para que intervenga y actúe como corresponde.

Las funciones principales de un buen anfitrión son:

Recibir y estar pendiente de las personas que van llegando a la invitación, para darles las palabras de bienvenida. (hay un tiempo de espera y tolerancia)

Presentar a los invitados que asisten a la invitación.

Conversar y lograr que no exista un silencio grupal (dependiendo del tipo de reunión), puede llegar a ser bastante incómodo, introducir temas y a veces actuar como moderador, sin convertirse en el centro de atención.

Despedir y agradecer la presencia de los invitados que se van retirando, acompañándolos hasta la puerta de ingreso.

Hay muchas otras tareas que tiene un anfitrión, que ciertamente dependen del tipo de acontecimiento, que guardaré y desarrollaré como un tema específico en una próxima publicación.

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