El esponjado. Es una técnica que consiste en golpear suavemente sobre una pared con una esponja para lograr una superficie manchada y con superposición de colores. Es necesario un color de fondo y uno o varios más para lograr el efecto.
El diseño resultante varía según la textura de la esponja, pues cambia si esta es natural (vegetal o marina) o sintética. Un complemento fundamental en este tipo de trabajos es la cinta de pintor, útil para proteger bordes, marcos o los sectores que no desea pintar.
Una de las grandes ventajas de esta técnica es que disimula de una forma muy eficaz los pequeños desperfectos que pueda haber en la pared.
El trapeado. Es una técnica similar, sin embargo el trapeado utiliza un lienzo en lugar de esponja para aplicar la pintura.
A diferencia de la técnica anterior, el diseño puede realizarse con golpes suaves, frotando el lienzo o haciéndolo rodar hasta formar el diseño elegido. El trapeado es simple, rápido y al igual que el esponjeado puede realizarse en base a dos colores o más; en superficies recién pintadas o sobre la pintura antigua.
Una opción más, es combinar en una misma pared trapeado y esponjeado.
Elección. Tome su tiempo para encontrar el tipo de pintura. Además se debe pedir consejo en cuanto a las marcas para encontrar una de buena calidad.
La calidad y el tipo de pintura es tan importante como el color para lograr un buen resultado en su hogar. Si necesita brochas o rodillos también necesita de calidad.
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