“Para no echar a perder el limón, aplica su cáscara sobre los azulejos o mosaicos de la cocina o el baño y luego pásales un trapo de algodón seco a fin de que no quede pegajoso, pero sí con brillo”, explica Sonia Aguilar, de 59 años de edad.
Muchas veces limpiamos los muebles barnizados o laqueados con esponjas o trapos que contienen jabón o algún otro detergente. Aunque éstos sean de la mejor calidad, desgastamos las piezas y retiramos la protección que tiene la madera. “También se puede utilizar tiza blanca molida, mezclada con un poco de agua y pasarla sobre las superficies con una esponja muy suave. Además de limpiar, les devolverá el brillo y aspecto original. No olvides darle luego una mano de agua tibia y secar con un paño suave hasta que quede brillante”, aconseja la awicha.
Espuma
Licúa detergente y agua tibia y, cuando haya espuma, toma un cepillo y úsala sobre los muebles con tapiz sin exagerar, para que no quede el olor. Enjuaga con un trapo húmedo.
Leche fría
Si se trata de muebles de nogal, lo mejor es usar un poco de leche fría. “Quita el polvo con un plumero y luego riega un chorro de leche por el mueble para posteriormente sacarle brillo con un paño suave”.
Muebles tapizados
Si tienes un juego con tapiz y el polvo suele pegarse en él, prepara un té muy tinto en un recipiente. Una vez que esté frío, empapa un cepillo de cerdas suaves en el líquido y “peina” con cuidado los muebles.
Cera de piso
La cera para piso funciona también en los muebles. Usa una chompa de lana vieja para sacar brillo.
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