martes, 5 de noviembre de 2013

Los tonos fríos en las paredes dan una sensación de frescura y amplitud.

Las altas temperaturas comienzan a sentirse cada vez con más fuerza en la ciudad, por ello si desea cambiar el color de sus paredes una alternativa sería pensar en los colores fríos, que ayudan a combatir el calor.

Los colores y sus efectos. El color de cada una de las paredes del hogar es uno de los aspectos fundamentales dentro de la decoración, además porque permite alcanzar diferentes sensaciones que mejoran notablemente el ánimo de las personas que habitan ese espacio.

Por ello, en zonas donde el calor es constante la mayor parte del año, se recomienda plantearse el pintado con tonos fríos.
Si bien son varios los colores considerados fríos, los más adecuados para las paredes son el azul, el verde y los violetas más azulados, que incluso se pueden combinar con tonos café más claros, grises y lavandas.

El amarillo y el rosa también son colores que se pueden usar para darle a la casa un ambiente veraniego y de frescura.

Exteriores. En exteriores las tonalidades azules recomendadas son las más agrisadas, verdosas o suaves. De lo contrario, pueden resultar desequilibradas con el entorno, de la misma manera que en los interiores el blanco es el mejor color para combinarlas, también gris, beige y amarillo suave.

El azul combina perfectamente con el blanco, asimismo, el beige, gris, los tonos de la madera, e inclusive con tonos verdes y violetas. Se aconseja elegir tonalidades que se adecuen a la cantidad de luz de la habitación, las dimensiones, y por supuesto, a tus gustos.

Sensación de amplitud. Los colores fríos no solo ayudan contra las altas temperaturas, son perfectos cuando los ambientes son pequeños pues producen la sensación de amplitud.

Además, transmiten un ambiente de pasividad. Recomendados para oficinas, estudios, dormitorios y zonas de descanso.

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