Hasta ahora, lo más común para pintar las viviendas era optar por los techos en blanco, que favorecen a la luz en el ambiente, y un toque de color para las paredes; sin embargo, cambiando el color del techo pueden crearse efectos realmente increíbles. Por ejemplo, los tonos oscuros y cálidos pueden acercar visualmente el techo, mientras los fríos y los claros lo alejan.
Otra forma de darle color a las paredes es pintando tres de un mismo color y el techo y la pared restante de otro, una combinación ideal para los ambientes más amplios.
Otra opción es usar un color para cada pared, pero después resulta difícil llenar la estancia con objetos que combinen.
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