domingo, 24 de febrero de 2013

Un jardín que vive de amor

Ella vive para sus plantas, tanto así que asegura que cada una tiene personalidad propia. "La encora es celosa, no permite a otra planta a su lado", dice entusiasta la señora Margot Suárez, esposa de Haroldo Vargas. Entrar a este jardín es desconectarse del mundo, ya que por donde se vea los diseños, objetos decorativos y plantas deslumbran. Pero eso es solo una parte que sorprende en esta casa, la otra es el espíritu entregado de esta fanática de la vegetación.

Unas plantas aduladas. Entre sus plantas tiene desde una especie que atrapa a las hormigas, patas de elefante siameses, orquídeas, árboles frutales, entre otras. "Las plantas son especiales. A mí no me importa gastar toda mi plata para el cuidado de ellas", dice la señora, al manifestar que vive para dar gusto a sus plantas y a sus nietos.

Solo con amor. "Cuando llegué hace cinco años a vivir a esta casa solo había esas dos palmeras", dice señalando a lo que ahora es una bella isla pegada a la pared. "He tenido tres decoradoras, pero después decidí hacer mi diseño por mi cuenta", relata y entre risa y risa confiesa haber recorrido todos los viveros de Santa Cruz. Tanto es su amor por las plantas que cuando va de viaje a visitar a su hija a Brasil no pierde la oportunidad de traerse especies. A pesar de que ocupa dos horas diarias en solo regar sus plantas, dice sentirse feliz de tener su jardín. "No le echo ni abono, lo único que se necesita para que una planta no se muera es agua, amor y dedicación", dice.

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